(Una poesía con música suena mejor)
A veces soy, a veces no soy, o simplemente
no quiero ser.
A veces quiero, no quiero, o no
quiero querer.
Lo mismo creo, que no creo, que no
me dejo creer.
Y mientras,
mido el tiempo en besos, en
sexo,
en ahora vengo, en me vengo,
en nos vemos, nos vamos, o ya nos
vimos.
Mido el tiempo en lo que somos,
en lo que no somos, en lo que
nunca fuimos.
En pasos, en pizzas,
en posa-vasos y copas de balón.
Mido el tiempo en palabras,
en hechos, en viajes,
en el subir y el bajar de mi
pecho.
Lo mido en techos y suelos,
en desvelos, en consuelos,
en “te odio” y en “te quiero”.
En un “te amo” sincero, sin
ceros,
con sumas, sin restas y sin rectas.
Mido el tiempo en kilómetros,
en los parámetros para medir esta
situación,
en poesías,
en noches, en días,
en buscar “nuestra” canción.
En quién serás, en cuántos
faltan,
en el eco de mis risas,
en cómo sonará la tuya,
en mis miedos, en mis prisas.
Mido el tiempo con mis dedos,
con el largo de mi pelo,
con mis dudas y mis miedos,
en lo que soy,
en lo que creo
y
en lo que quiero.
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