Bates tus alas con movimientos torpes y desacompasados,
cicatrizas tus heridas con fingidas promesas,
intentando convertir tu dolor, en olvido.
Conviertes los noviembres en eneros,
esperando tras un reloj
de lánguidas manecillas.
Ave malherida.
Sonrisa escarchada.
Mirada yerma ante un porvenir incierto.
A veces acontece, y recuerdas el posdata de un te quiero,
de una caricia, de un sueño…
aisladas lágrimas inmerecidas.
Vuela.
Fúndete con tu miedo,
seduce a tu cobardía,
Ilústrate de tu ignorancia.
Sabes cómo deshojar de tu corazón los pétalos del
desconsuelo,
se otoño en éste jardín de primavera.
Donde las horas empiezan a traducirse en minutos,
donde las golondrinas, sedientas de tierra,
besan el suelo sin renunciar a su pureza.
Donde los noviembres,
por fin son noviembres.
Cuando escribí este "poema" intentaba animarme a continuar y demostrarme a mi misma algo que ya sabía, ¡Por fin era libre!
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