Regálame unas horas que quiero amarte un segundo,
bésame, de nuevo.
Bebe de mis lágrimas la inocencia hecha mujer.
Tú, que desarmaste mi nostalgia con una luna de plata.
Solo tú tienes derecho.
Solo tú siembras mis silencios con tu risa.
Cierro los ojos,
sello tu boca con mis labios de carmín,
ven.
Me rindo.
No voy a luchar contra un imposible,
contra aquel que hace que sienta huérfana mi almohada.
Libraremos una batalla entre luciérnagas de cera,
y dejaré que tu ejército de miradas
asalte la frontera de mi piel.
Cómo puedes inspirarme de esta manera, hasta el punto de que sea capaz de escribirte una poesía en 5 minutos. Gracias de verdad, por devolverme la inspiración...
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