Cómo una acción puede transformar un día,
y solo un instante cambiarte la vida,
deje sordos los sentidos,
que a tu alma,
la apuñalen las palabras.
Que te vuelvas marinero de tus propias lágrimas
y de polizón su recuerdo vaya.
Triste corazón desconfiado
que nunca nada esperó,
y ahora que tocó el cielo
le aterroriza la idea,
-por ilusoria que sea-
de imaginar un adiós.
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