Recuerdo añejas palabras que esculpías veteranas,
en respuesta a mi proceder vehemente.
Amargas, crudas.
Llenas de mundología, colmadas de ayer.
Recuerdo, consejos mundanos ligados a realidad,
en respuesta a quimeras pubescentes.
Cálidos, certeros.
Forjados por desaciertos.
Por desenlaces inciertos.
Recuerdo.
Tantos recuerdos.
Procedentes de un amor desprendido
y siempre eterno.
Porque todos tenemos a quien dedicarle algo así... Te quiero abuela.
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